Diplomacia Cultural del embajador Raful: Un Legado Taíno Renace

Es mágico porque en su verdad radican los misterios que superan a la imaginación. Y así, gracias a una espléndida gestión de diplomacia cultural ejecutada por Tony Raful, el embajador cuyo nombre está destinado a perdurar, intermediando los designios de la exquisita ministra Milagros Germán, nuestro país podrá volver a recibir temporalmente, como solemos llegar los que supimos irnos, al Cemí de Algodón Taíno, la pieza más valiosa del arte de nuestros ancestros. No es sólo un artefacto único que regresa a Quisqueya; es el cuerpo de la existencia y la filosofía de una civilización que siempre ha sido nuestra, aunque haya permanecido latente en las sombras del tiempo.

El pacto firmado, que durante más de cuatro años fue esculpido en el silencioso molde de la diplomacia, logró, con la paciencia de los astros, convencer a los pretorianos culturales italianos del deseo académico del intercambio. En este sendero de diálogos interminables, el embajador Raful no caminó solo: Ángeles de la historia y del destino, como Stefano Geuna y Paolo Barelli, lo escoltaron, operando bajo las fuerzas misteriosas de Atabey, como valquirias conduciendo al Cemí hacia el sagrado Coyaba. Yo he estado también allí y puedo confesarlo.

El Cemí, única en su especie, es mucho más que una reliquia; es un símbolo vivo de resistencia, enigma de un pueblo cuyos matices, ecos y figuras están tatuados en nuestra dermis.

Como el algodón que envuelve su frágil figura, materia del tiempo que abraza lo que no ha sido vencido por el polvo ni el olvido. Un ojo del Cemí, molusco sombrío, contempla la oscuridad de un pasado incierto, mientras el otro, nácar, percibe la luz de un futuro que jamás pierde la esperanza.

Y hubo allí la dichosa alianza, puente entre nuestras naciones, asomándose como la Nonún del poema «Areyto» de Giovanny Cruz: “entre nubes, nostalgias y morriñas, cuando el esplendoroso está dormido… ella baja a bañarse en aguas tibias”. Pienso que esas aguas son las que harán navegar nuevos proyectos de cooperación académica y científica para entender y promover la memoria de nuestros taínos.

Sobre el autor

El autor es diplomático, comunicador, mediador lingüístico, egresado de la Universidad de Palermo en Buenos Aires, Argentina, maestría en mediación intercultural en el campo diplomático, en el Instituto CIELS de Milán, Italia. Ha realizado cursos de literatura en el Cambridge Education Group, actualmente trabaja para el Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Dominicana, ejerciendo las funciones de primer secretario encargado de cooperación académica y cultural en la Embajada dominicana en Roma. Creador del Ciclo de Literatura Dominicana en Italia, en el Instituto Cervantes de Milán. Ha publicado en varias revistas, como la neerlandesa “Diplomat Magazine”, creador de las guías de gestión y comunicación para la Universidad de Palermo, guía para gerencia y dirección de la comunicación publicitaria en televisión, para el canal Teleantillas, donde fue director de promociones durante dos años.

Por: Joaquín Fernando Taveras Pérez