ROMA, 3 MAR – Una caminata entre los espacios verdes de Roma se transforma en una excursión histórica, que lleva desde los jardines del Renacimiento hasta los espacios que se destacan en la actualidad. La capital italiana tiene un tráfico infernal pero sigue siendo una ciudad con mucho verde.
Hay que tomarse un tiempo para recorrer, entre otros, los espléndidos jardines renacentistas de la Villa Medici; el fulgor barroco de los jardines secretos de Villa Borghese; las líneas neoclásicas inglesas del parque de Villa Torlonia y la impronta del siglo XX en los de la Piazza Mazzini. La “Ciudad Eterna” es la comuna con más hectáreas verdes de Europa y pocos saben que le debe ese legado a los papas.
Villa Doria Pamphili -la más grande de Roma-; Villa Ada, Villa Borghese y muchas otras mansiones históricas nacieron como casas de campo, con amplias zonas dedicadas a la caza, propiedad de familias nobles romanas que entre sus miembros tuvieron papas y cardenales. Gracias a esta “herencia”, la “Ciudad Eterna” no tiene parangón en el mundo. No solo por la belleza histórica, arqueológica, paisajística y arquitectónica sino por la extensión y variedad del verde que representa el 67% del territorio comunal, es decir, 85 mil hectáreas, sobre un total de 129 mil. El verde se enhebra en el tejido urbano a través de parques y jardines públicos, villas históricas, macizos de flores y zonas parquizadas que suman 3.932 hectáreas.
Además, están los Parques y Reservas Naturales esparcidas en la periferia que llegan hasta cerca del centro de la ciudad. Son 18 zonas protegidas, entre las que se cuentan las reservas de Castel Fusano; Insugherata; Marcigliana; Parco di Vejo; Pineto; el Valle de los Casali; la Tenuta dei Massimi y la Reserva de Monte Mario. Roma es, también, el más grande municipio agrícola de Europa, con 50 mil hectáreas cultivadas. El gobierno capitalino administra directamente dos empresas agrícolas: Tenuta del Cavaliere y Castel di Guido, que suman 2.300 hectáreas.