CIUDAD DE MÉXICO, 22 abril – La re negociación del Acuerdo de Libre Comercio entre México y la Unión Europea, vigente desde julio de 2000, concluyó al cabo de casi dos años, donde no faltaron las divergencias sobre todo por el tema de las “reglas de origen”.
Los medios locales llegaron a hablar de “la guerra de los quesos”, por la intención de los fabricantes europeos de lácteos de prohibir el nombre original de sus productos como “manchego”, “feta” o “gruyere”.
Superadas todas las fricciones y mal entendidos, el nuevo instrumento deja libre de impuestos a prácticamente todo el comercio bilateral, incluido el agrícola, y contempla cláusulas luchar contra la corrupción y proteger los derechos humanos, un tema que también había generado desencuentros.
El ministerio de Economía y la Cancillería, en un comunicado conjunto, calificaron al nuevo acuerdo como “el más avanzado en su tipo” y señalaron que “permitirá fortalecer el diálogo político, incrementar los flujos comerciales y de inversión y elevar la cooperación técnica y científica entre ambas partes”.
El presidente Enrique Peña Nieto, que se encuentra en Alemania, para inaugurar hoy junto con la canciller Angela Merker la Feria de Hannover, dedicada a México, señaló a través de Twitter que fue informado por el secretario de Economía sobre el “acuerdo en principio” que pone fin al complicado proceso.
Según el ministro de Economía, Ildefonso Guajardo, el convenio contiene un apartado que refuerza el vínculo comercial y económico al incluir “nuevas disciplinas para fomentar el intercambio comercial y la inversión”.
Además, abarca áreas políticas y de cooperación que permitirán, tanto a México como a la Unión Europea, “desempeñarse como actores globales en beneficio de sus sociedades”, señala el comunicado aparte suscrito con los comisarios europeos de Comercio y Agricultura, Cecilia Malmstrom y Phil Hogan, respectivamente.
“México y la UE coinciden en la importancia de contar con un comercio abierto, justo y fundamentado en reglas”, señalaron.
Entre otros cambios, se eliminaron aranceles para al menos siete productos, así como la producción a siete artículos “sensibles”.
El nuevo acuerdo contempla tres capítulos principales: económico-comercial, concertación política y cooperación.
Desde enero pasado, se anunció que había quedado superada la llamada “guerra de los quesos” mediante una solución “salomónica”, luego que la UE habría cedido en su demanda en el tema de las “indicaciones geográficas” que trabó las conversaciones iniciadas hace unos meses, e incluso se llegó a pensar que podría ponerlas en peligro.
La principal controversia era la negativa de países comunitarios a usar términos como “mozzarella” o “parmesano” para ciertos tipos de quesos parecidos a los originales, pero en realidad imitaciones sin la misma calidad de los verdaderos.
No quedó claro si la aceptación europea para que se sigan empleando en México las denominaciones sólo abarca un “período de transición” que va de 7 a 30 años, como lo pedían los productos de este país.
En muchos empaques en los productos lácteos manufacturados en México se coloca la leyenda “queso tipo holandés” y no propiamente “holandés”. El tema de los lácteos era uno los nudos gordianos de la renegociación y amenazaba con impedir el éxito del proceso modernizador.
El anuncio del acuerdo envía un mensaje al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que impulsó desde septiembre pasado una renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) pero cuya conclusión se posterga.
Han transcurrido hasta ahora siete rondas y la octava aún permanece en suspenso, mientras que las señales que se envían de la Casa Blanca sobre un inminente acuerdo todavía no son claras.

Crédito ANSA