Marcha contra la violencia y por aborto legal

BUENOS AIRES, 3 JUN – El colectivo “Ni Una Menos” realizará marchas el lunes en todo el país contra la violencia de género, aunque el eje de esta convocatoria será el proyecto de legalización del aborto, que comenzará a tratarse el 13 de junio por primera vez en el Congreso.

Al cumplirse hoy tres años del nacimiento del movimiento, se realizarán, a partir de las 15, reuniones de debate en las plazas más importantes de todo el territorio argentino.
El grito “Ni Una Menos” surgió como lema espontáneo el 3 de junio de 2015, cuando tras el femicidio de la adolescente Chiara Páez, en la localidad de Rufino, provincia de Santa Fe (noreste de Argentina) -coronaba una serie de crímenes de adolescentes en el curso de pocos meses-, hubo una multitudinaria movilización popular.
A partir de ese momento, la violencia de género no solo se instalaría por la fuerza en la agenda política argentina sino que el grito “Ni Una Menos” se extendió por América Latina y hasta superó sus fronteras.
En un nuevo aniversario de aquellas marchas las estadísticas señalan que en este país una mujer es asesinada cada treinta horas por su condición de género.
Según datos de la asociación civil Casa de Encuentro -que monitorea los casos de violencia y asesinatos ante la ausencia de estadísticas oficiales-, entre enero y mayo de 2018 se registró un femicidio cada 32 horas promedio. El lunes habrá marchas en todas las provincias argentinas, mientras que en la Ciudad de Buenos Aires la movilización se dirigirá al Congreso de la Nación a las 17.
La consigna “Ni Una Menos” no solo se refiere a las muertes por violencia de género sino a las vidas que se pierden cuando muchas mujeres se ven obligadas a someterse a abortos de manera clandestina, a falta de legislación sobre esa práctica. Por eso, la cuestión central de las marchas del lunes será abogar por la despenalización del aborto, que la Cámara de Diputados comenzará a debatir el 13 de junio.
En pasado 31 de mayo, durante la última jornada del debate por la legalización del aborto en el Congreso, el ministro de Salud de la Nación, Adolfo Rubinstein, hizo un guiño a favor del aborto legal al afirmar que en “35 años de democracia, es un tema que ha estado escondido bajo la alfombra”.
El ministro señaló que “en los países desarrollados, la tasa de aborto cayó. Mientras que en los países con leyes restrictivas, se mantuvo igual”. “Existe una relación clara entre la despenalización y el número de abortos. El aborto inseguro, cuando no es conducido por un profesional, supera el 90% en Latinoamérica. Salvo Uruguay y Cuba, Latinoamérica está igual que África”, subrayó.
Rubinstein abordó además una cuestión preocupante, el del embarazo adolescente. Sostuvo que el 70% de esos casos “no ha sido planeado” y agregó que incluso “el 60% de los embarazos en mujeres de todas las edades tampoco ha sido planificado”, por lo que exhortó a “pensar en otras estrategias”. De todas maneras, el tratamiento que iniciará el 13 de junio en la Cámara de Diputados, tras dos meses de debates públicos, será espinoso y para nada fácil.
En este contexto, que las voces femeninas se alcen para reclamar la posibilidad de contar con apoyo profesional cuando el aborto se presenta como una opción es necesario. La ausencia de esta opción es, también, una forma de violencia. Se suma a otros tipos de la misma, como la sufrida por muchas mujeres en el parto -desde las prácticas impuestas sin consentimiento hasta el maltrato-; la indiferencia policial ante una denuncia de agresión física y la desidia oficial ante la muerte. El fenómeno “Ni Una Menos”, que nació como una botella lanzada al mar de las redes sociales por la periodista argentina Marcela Ojeda -“Actrices, políticas, artistas, empresarias, referentes sociales… mujeres, todas, bah.. ¿no vamos a levantar la voz? Nos están matando”, escribió el 11 de mayo de 2015 en su cuenta de Twitter-, no se limitó al país.
Con distintos reclamos, desde que este fenómeno alzó su voz con fuerza, surgieron otros, como la Marcha de las Mujeres en Estados Unidos y el poderoso movimiento #MeToo -que denuncia la violencia sexual ejercida como forma de poder-, extendido a todo el mundo.