El pasaporte italiano es el más poderoso del mundo. Este dato se desprende del informe anual de la firma de consultoría británica “Henley & Partners”, que cada tres meses elabora la clasificación de los documentos que permiten viajar a la mayor cantidad de países en todo el mundo sin necesidad de visa. La base de datos de referencia son los exclusivos datos de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA).

La clasificación

En el segundo puesto del podio, encontramos a Corea del Sur, Finlandia y Suecia, con 193 naciones, seguidas por el grupo de Austria, Dinamarca, Irlanda y los Países Bajos (192). Quedan fuera de los tres mejores Noruega, Portugal y el Reino Unido. Rusia desciende al puesto 51 (119), también debido a la guerra en Ucrania. Kiev, por otro lado, asciende en la clasificación y supera a Moscú, ubicándose en el puesto 32 (148).

China, ubicada en el puesto 62, sube dos posiciones, permitiendo el acceso a 85 naciones. Un número que se ha duplicado en comparación con hace 10 años. En la parte inferior de la lista se encuentran Yemen (35), Pakistán (34), Irak (31) y Siria (29). Cierra la clasificación Afganistán, que permite la entrada sin visa solo en 28 países. Henley & Partners: “Disminuyen los países que requieren visa”.

La clasificación revela cada año una tendencia positiva de los países a abrirse más, como explica el presidente de la firma de consultoría en inmigración “Henley & Partners”, Christian Kaelin: “El número promedio de países a los que los viajeros pueden acceder sin visa ha pasado de 58 en 2006 a 111 en 2024, los ciudadanos de los países en la cima de la clasificación ahora pueden viajar a 166 destinos más que los de Afganistán, que se encuentra en la parte inferior de la clasificación con acceso a solo 28 países”. Un proceso de apertura que, según el presidente, podría llevar también a beneficios económicos: “En la migración de inversiones está en juego una dinámica gemela – había declarado a Italia Informa a fines de 2023 -, ya que los inversores buscan la diversificación soberana y al mismo tiempo los Estados nacionales buscan aumentar su capital soberano. En ambos casos, la obtención de la residencia y la ciudadanía a través de inversiones representa una solución óptima, ya que crea un escenario de ‘ganar-ganar’ para todos”.

Sin embargo, los procesos migratorios son difícilmente predecibles: “La continua volatilidad y la incertidumbre siguen llevando a personas de alto patrimonio neto de todo el mundo a explorar las soluciones de residencia y ciudadanía más adecuadas – concluye – para gestionar los riesgos que podrían amenazar su capital y su estilo de vida, y para crear nuevas oportunidades de crecimiento”.